3.4.20

VIA CRUCIS PARA EL SÁBADO DE PASIÓN A LAS 19:00 HORAS





Querido hermanos y hermanas en Cristo:

Esta Semana Santa iba a ser, sin duda alguna, aún más especial para todos nosotros por la Salida del Sábado de Pasión con la bendita imagen de Nuestro Señor de los Afligidos, expresión de nuestra fe en Cristo vivida todo el año entre los hermanos.

Toda Semana Santa es especial, pues en ella vivimos los Misterios de nuestra fe con el Santo Triduo Pascual, y en esta ocasión también debemos vivirlos, aunque de una forma distinta, pero tal vez con mayor humildad y necesidad ante ese rostro misericordioso del Padre que Cristo nos anuncia en el Evangelio.

Os propongo nos unamos desde nuestras casas en oración, este próximo Sábado de Pasión, a las 19h, la hora en que comenzaríamos nuestra Estación de Penitencia. Os propongo que recemos en la distancia pero unidos en la fe este Vía Crucis, propuesto por la Delegación de Hermandades y Cofradías, y adaptado a nuestra realidad. Con él nos unimos a toda la Archidiócesis que eleva su plegaria al Padre en nombre de Cristo, nuestro Señor.

Busquemos una estampa de Nuestro Señor, dispongámonos un espacio de intimidad y silencio en casa y comencemos esta oración. Hagámoslo en familia si podemos, unidos espiritualmente a nuestra familia parroquial y a toda la Iglesia.

Pidamos al Señor que nos dé un corazón misericordioso, que cuando termine esta pandemia seamos mejores cristianos, que nos podamos abrazar como verdaderos hermanos y demos importancia a las personas, a sus sentimientos, a sus necesidades… mostrando siempre la misericordia infinita de Dios con nuestras acciones. Que seamos capaces de ponernos en las manos de Dios, de quitar de nuestro corazón todo sentimiento impropio del nombre de cristianos, viviendo la fe, la esperanza y la caridad. Que seamos capaces de unirnos cada día más y mejor al modo de vivir, sentir y actuar de Nuestro Señor, para así, llenos de esperanza, seamos dignos de la eternidad y de llamarnos verdaderamente cristianos.

Encomendémonos a la bondad y a la misericordia de nuestro Padre Dios, en el nombre de Jesucristo, nuestro Señor, con la fuerza y unidad del Espíritu Santo y bajo la protección de nuestra Madre bendita de las Maravillas.

Vuestro párroco, Francisco Javier, unidos siempre en la oración.

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ORACIÓN DEL SANTO VIA CRUCIS
 
 
En el nombre del Padre + y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.




INTENCIÓN DEL VIA CRUCIS.

Por el fin de la pandemia que nos golpea, por la curación de los enfermos, por la salvación de los que han fallecido, y por el consuelo y fortaleza de sus familiares y amigos. Asimismo, por los médicos, enfermeras y demás trabajadores del sector sanitario, así como por los funcionarios públicos, trabajadores privados y voluntarios que con su esfuerzo y dedicación están garantizando el funcionamiento de la sociedad.

ORACIÓN INICIAL
Señor, Jesús,

subiste al Calvario cargando la Cruz de nuestros pecados y te dejaste clavar en ella sin lamento. Humilde hijo de la Virgen María, nos mostraste con cuánta luz quieres iluminar nuestro corazón para disipar nuestras tinieblas. En tu dolor reside nuestra redención. en tus lágrimas, al ser azotado y burlado, re revela el amor gratuito de Dios. Siete veces perdonados en tus últimos suspiros de hombre entre los hombres, como perdonaste al buen Ladrón por su conversión, nos devuelves a todos el corazón del Padre, para indicarnos en tus últimas palabras la vía redentora para todo nuestro dolor.

Tú, el plenamente encarnado, te anonadas en la Cruz, solamente comprendido por Ella, la Madre, que permanecía fielmente al pie de aquel patíbulo. Tu sed es fuente de esperanza siempre encendida, mano tendida incluso para el malhechor arrepentido, que gracias a ti entra en el paraíso.

Concédenos, Señor, tu infinita misericordia, perfume de Betania en el mundo, gemido de vida para la humanidad. y, confiados finalmente en las manos de tu Padre, ábrenos la puerta de la vida que nunca muere. Amén.
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EJERCICIO DEL SANTO VIA CRUCIS
PRIMERA ESTACIÓN: JESÚS EN EL HUERTO DE GETSEMANÍ
- Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R/ Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.




Del Evangelio según San Lucas (Lc 22, 39-46).
Jesús salió y se encaminó, como de costumbre, al monte de los Olivos, y lo siguieron los discípulos. Al llegar al sitio, les dijo: "Orad para no caer en tentación". y se apartó de ellos como a un tiro de piedra y, arrodillado, oraba diciendo: "Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad, si no la tuya". Y se le apareció un ángel del cielo, que lo confortaba. En medio de su angustia, oraba con más intensidad. y le entró un sudor que caía hasta el suelo como si fueran gotas espesas de sangre. Y, levantándose de la oración, fue hacia sus discípulos, los encontró dormidos por la tristeza, les dijo: "¿Por qué dormís? Levantaos y orad, para no caer en tentación".
Oración.
¡Cuánta agonía, Señor, en los momentos trágicos de Getsemaní! En aquel huerto supiste experimentar lo difícil que es obedecer y aceptar la voluntad del Padre. Tus amigos, tus discípulos, no supieron velar ni acompañarte en esos momentos de agonía. Por ello, Señor, fuiste y eres afligido y Señor de los afligidos; no apartes tu rostro misericordioso de nosotros, ten compasión de nuestra falta de fe y líbranos de nuestros temores.
Padrenuestro.

Señor, pequé.
R/ Ten piedad y misericordia de mí.



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SEGUNDA ESTACIÓN: JESÚS, TRAICIONADO POR JUDAS, ES ARRESTADO
- Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R/ Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.




Del Evangelio según San Lucas (Lc 22, 47-53).
Todavía estaba hablando, cuando llegó una turba, iba a la cabeza el llamado Judas, uno de los Doce. Y se acercó para besar a Jesús. Jesús le dijo: "Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del hombre?". Viendo los que esta iban con él lo que iba a pasar, dijeron: "Señor, ¿herimos con la espada?". Y uno de ellos hirió al criado del sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha. Jesús intervino diciendo: "Dejadlo, basta". Y, tocándole la oreja, lo curó. Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los oficiales del templo, y a los ancianos que habían venido contra él: "¿Habéis salido con espadas y palos como en busca de un bandido? Estando a diario en el templo con vosotros, no me prendisteis. Pero esta es vuestra hora y la del poder de las tinieblas".

Después de prenderlo, se lo llevaron y lo hicieron entrar en casa del sumo sacerdote. Pedro lo seguía desde lejos.
Oración.
Señor nuestro de los Afligidos, Judas te besó. Un beso es el vivo signo del amor. Pero este fue un beso lleno de falsedad. ¡Cuánto debió de dolerte la traición de Judas! se quitó la vida, y seguramente con arrepentimiento, porque no confió en tu perdón. Tú, Señor, eres la viva imagen de la paz, el perdón y la verdad. Ayúdanos a ser valientes para confesar nuestros pecados, los falsos besos que te damos. Danos tu perdón y tu misericordia y ayúdanos a no caer en la falsedad.
Padrenuestro.

Señor, pequé.
R/ Ten piedad y misericordia de mí.



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TERCERA ESTACIÓN: JESÚS ES CONDENADO A MUERTE POR EL SANEDRÍN
- Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R/ Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.




Del Evangelio según San Mateo (Mt 26, 59-68).
Los sumos sacerdotes y el Sanedrín en pleno buscaban un falso testimonio contra Jesús para condenarlo a muerte y no lo encontraban, a pesar de los muchos falsos testigos que comparecían. Finalmente, comparecieron dos que declararon: "Éste ha dicho: "Puedo destruir el templo de Dios y reconstruirlo en tres días". El sumo sacerdote se puso en pie y le dijo: "¿No tienes nada que responder? ¿Qué son estos cargos que presentan contra ti?" Pero Jesús callaba. Y el sumo sacerdote le dijo: "Te conjuro por el Dios vivo a que nos digas si tú eres el Mesías, el Hijo de Dios". Jesús le respondió: "Tú lo has dicho. Más aún, yo os digo: desde ahora veréis al Hijo del hombre sentado a la derecha del Padre y que viene sobre las nubes del cielo". Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras diciendo: "Ha blasfemado. ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Acabáis de oír la blasfemia. ¿Qué decidís?" Y ellos contestaron: "Es reo de muerte".

Entonces le escupieron a la cara y lo abofetearon; otros lo golpearon diciendo: "Haz de profeta, Mesías; dinos quién te ha pegado".
Oración.
Señor nuestro de los Afligidos, te han llevado ante el Sanedrín. Cuánta frialdad en aquella estancia, donde pretendían juzgarte. Pero más frialdad en los corazones de quienes te acusan falsamente. Caminas hacia tu injusta muerte, pero lo haces en plena libertad. Por nuestros pecados eres coronado de espinas. Señor, nadie te quita la vida, la entregas tú porque quieres, porque nos amas. Porque eres el rostro de la misericordia del Padre. Ayúdanos a no juzgar, ayúdanos a ser misericordiosos.
Padrenuestro.

Señor, pequé.
R/ Ten piedad y misericordia de mí.



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CUARTA ESTACIÓN: JESÚS ES NEGADO POR PEDRO
- Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R/ Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.




Del Evangelio según San Mateo (Mt 26, 69-75).
Pedro estaba sentado fuera en el patio y se le acercó una criada y le dijo: "También tú estabas con Jesús el Galileo". Él lo negó delante de todos diciendo: "No sé qué quieres decir". Y al salir al portal lo vio otra y dijo a los que estaban allí: "Éste estaba con Jesús el Nazareno". Otra vez negó él con juramento: "No conozco a ese hombre". Poco después se acercaron los que estaban allí y dijeron a Pedro: "Seguro; tú también eres de ellos, tu acento te delata". Entonces él se puso a echar maldiciones y a jurar diciendo: "No conozco a ese hombre". Y enseguida cantó un gallo. Pedro se acordó de aquellas palabras de Jesús: "Antes de que cante el gallo me negarás tres veces". Y saliendo afuera, lloró amargamente.
Oración.
Señor nuestro de los Afligidos, estando preso y maniatado, volviste tu rostro hacia Pedro, quien te negó tres veces. Y, acordándose de tus palabras, lloró amargamente porque le miraste con misericordia, porque tu mirada siempre es misericordia. Míranos también a nosotros con ese amor que sana y justifica, para que, arrepentidos como Pedro de cuantas veces te negamos en el hermano, tu gracia perdone nuestros pecados y seamos capaces de tener mirada de misericordia.
Padrenuestro.

Señor, pequé.
R/ Ten piedad y misericordia de mí.



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QUINTA ESTACIÓN: JESÚS ES JUZGADO POR PILATO
- Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R/ Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.




Del Evangelio según San Juan (Jn 18, 36-38. 19, 14-16).
Jesús dijo a Pilato: "Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí". Pilato le dijo: "Entonces, ¿tú eres rey?" Jesús le contestó: "Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz". Pilato le dijo: "Y ¿qué es la verdad?"

Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia el mediodía. Y dijo Pilato a los judíos: "He aquí a vuestro rey". Ellos gritaron: "¡Fuera, fuera, crucifícalo!" Pilato les dijo: "¿A vuestro rey voy a crucificar?" Contestaron los sumos sacerdotes: "No tenemos más rey que al César". Entonces se lo entregó para que lo crucificaran.
Oración.
¿Qué es la verdad? Te preguntó Pilato, cuando te llevaron cautivo ante él. ¿Qué es la verdad? pregunta tantas veces este mundo desorientado y relativista. Tú eres la verdad, Señor. Tu misericordia es la verdad. Tu misericordia que da luz al ser humano, que da libertad y sentido para existir. y sólo en tu misericordia, significada en tus manos atadas por nuestra redención, podremos edificar un mundo nuevo en justicia y en paz. Señor nuestro de los Afligidos, que seamos fieles a la Verdad, que eres Tú, que eres misericordia y perdón.
Padrenuestro.

Señor, pequé.
R/ Ten piedad y misericordia de mí.



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SEXTA ESTACIÓN: JESÚS ES AZOTADO Y CORONADO DE ESPINAS
- Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R/ Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.




Del Evangelio según San Mateo (Mt 27, 26-31).
Entonces Pilato les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, se lo entregó para que lo crucificaran.

Entonces los soldados del gobernador se llevaron a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de él a toda la cohorte: lo desnudaron y le pusieron un manto de color púrpura y trenzando una corona de espinas se la ciñeron a la cabeza, y le pusieron una caña en la mano derecha. Y doblando ante él la rodilla, se burlaban de él diciendo: "¡Salve, rey de los judíos!" Luego le escupían, le quitaban la caña y le golpeaban con ella la cabeza. Y terminada la burla, le pusieron su ropa y lo llevaron a crucificar.
Oración.
Señor de los Afligidos, te azotan, te golpean, te escupen… y te hacen cargar con la cruz. ¡Hasta dónde puede alcanzar el abismo de tu misericordia! Lo soportas todo por nosotros, con la mansedumbre del cordero que es llevado al matadero. Con frecuencia nos dejamos llevar por el rencor y la venganza. Enséñanos a no ser violentos ni a flagelar a nadie por culpa de nuestro orgullo.
Padrenuestro.

Señor, pequé.
R/ Ten piedad y misericordia de mí.



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SÉPTIMA ESTACIÓN: JESÚS CARGA CON LA CRUZ
- Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R/ Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.




Del Evangelio según San Juan (Jn 19, 16-17).
Entonces se lo entregó para que lo crucificaran.

Tomaron a Jesús, y, cargando él mismo con la cruz, salió al sitio llamado "de la Calavera", que en hebreo se dice Gólgota.
Oración.
Señor de los Afligidos, la cruz que te cargaron sobre tus hombros es la de todos nuestros pecados, de la humanidad entera. Tú moriste por nosotros para reconciliarnos con Dios y la cruz es el último escalón para poder encontrar la vida. Que sepamos ver en la cruz tu voluntad. Enséñanos, por tu misericordia, a saber tomar nuestra propia cruz y a seguirte siempre.
Padrenuestro.

Señor, pequé.
R/ Ten piedad y misericordia de mí.



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OCTAVA ESTACIÓN: EL CIRENEO AYUDA A JESÚS A LLEVAR LA CRUZ
- Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R/ Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.




Del Evangelio según San Lucas (Lc 23, 26).
Mientras lo conducían, echaron mano de un cierto Simón de Cirene, que volvía del campo, y le cargaron la cruz, para que la llevase detrás de Jesús.
Oración.
Señor de los Afligidos, Tú diste a Simón de Cirene la ocasión de imitar tu misericordia. Allí donde hay alguien que sufre, está tu cruz. Nos pides ayuda para ser tus cirineos y llevar la cruz de los que sufren, de los enfermos, de los desempleados, de los refugiados, de los perseguidos, de las personas que viven en la calle sin un hogar… de cuantos atendemos en Cáritas… ¡Bendito el peso de la cruz, porque bendita es tu misericordia!
Padrenuestro.

Señor, pequé.
R/ Ten piedad y misericordia de mí.



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NOVENA ESTACIÓN: JESÚS ENCUENTRA A LAS MUJERES DE JERUSALÉN
- Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R/ Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.




Del Evangelio según San Lucas (Lc 23, 27-31).
Lo seguía un gran gentío del pueblo, y de mujeres que se golpeaban el pecho y lanzaban lamentos por él. Jesús se volvió hacia ellas y les dijo: "Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad por vosotras y por nuestros hijos, porque mirad que vienen días en los que dirán: "bienaventuradas las estériles y los vientres que no han dado a luz y los pechos que no han criado". Entonces empezarán a decirles a los montes: "Caed sobre nosotros", y a las colinas: "Cubridnos"; porque, si esto hacen con el leño verde, ¿qué harán con el seco?"
Oración.
Señor de los Afligidos, recorrías el camino del Calvario en silencio. Pero no callas cuando ves llorando a las mujeres de Jerusalén, y no callas ante el llanto de tantas mujeres hoy día en tantos de nuestros barrios y en nuestros pueblos. Un llanto por la violencia o por la pobreza, un llanto por sus hijos, atrapados en el drama del paro, de la droga o de la desesperación. Un llanto ante el que no podemos ser indiferentes, como Tú no lo fuiste y no lo eres. Ya dijiste en el monte de las bienaventuranzas: "dichosos los que lloran porque ellos serán consolados". Señor, enséñanos a consolar, no con palabras vacías sino con hechos llenos de misericordia y amor.
Padrenuestro.

Señor, pequé.
R/ Ten piedad y misericordia de mí.



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DÉCIMA ESTACIÓN: JESÚS LLEGA AL GÓLGOTA PARA SER CRUCIFICADO
- Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R/ Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.




Del Evangelio según San Marcos (Mc 15, 22-27).
Y conducen a Jesús al Gólgota (que quiere decir lugar de "la Calavera"), y le ofrecían vino con mirra, pero él no lo aceptó. Lo crucifican y se reparten sus ropas, echándolas a suerte, para ver lo que se llevaba cada uno. Era la hora tercia cuando lo crucificaron. En el letrero de la acusación estaba escrito: "El rey de los judíos". Crucificaron con él a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda.
Oración.
Señor de los Afligidos, despojado de todo te tendieron sobre el madero, tu espalda en carne viva, tu rostro mirando al cielo y tus verdugos clavando tus manos y pies al madero… Todavía suenan los martillazos, como todavía suenan las bombas, los disparos, la guerra o el quejido de los enfermos. Señor, que confiados en tu misericordia, te ayudemos a liberar a todos los que viven clavados en situaciones dolorosas de las que no pueden salir, clavados, como Tú, en la cruz.
Padrenuestro.

Señor, pequé.
R/ Ten piedad y misericordia de mí.



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UNDÉCIMA ESTACIÓN:

JESÚS PROMETE SU REINO AL LADRÓN ARREPENTIDO
- Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R/ Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.




Del Evangelio según San Lucas (Lc 23, 39-43).
Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo: "¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros". Pero el otro, respondiéndole e increpándolo, le decía: "¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en la misma condena? Nosotros, en verdad, lo estamos justamente, porque recibimos el justo pago de lo que hicimos; en cambio, este no ha hecho nada malo". Y decía: "Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino". Jesús le dijo: "En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso".
Oración.
Señor de los Afligidos, eres crucificado entre dos malhechores y uno de ellos te injuria. Pero el otro, al que llamamos el Buen Ladrón, te descubrió y te reconoció desde su propia cruz, y le prometiste tu reino. Ayúdanos, Señor, a tener el valor de buscarte desde nuestra cruz. A no caer en la tentación de pedirte cuentas e injuriarte, pues de ti no viene nada malo. Pero sobre todo te pedimos, Señor, que no nos abandones al final de nuestra vida, y que en el último momento te apiades de nosotros, por tu infinita bondad.
Padrenuestro.

Señor, pequé.
R/ Ten piedad y misericordia de mí.



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DUOCÉCIMA ESTACIÓN:

JESÚS COLGADO EN LA CRUZ, SU MADRE Y EL DISCÍPULO
- Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R/ Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.




Del Evangelio según San Juan (Jn 19, 25-27).
Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo al que amaba, dijo a su madre: "Mujer, ahí tienes a tu hijo". Luego dijo al discípulo: "Ahí tienes a tu madre". Y desde aquella hora, el discípulo la recibió como algo propio.
Oración.
Señor de los Afligidos, cuánto duele verte clavado en la cruz. Y tu madre, María Santísima de las Maravillas, firme, junto a ti. Allí, sobre el monte Calvario, nos la entregaste como madre nuestra. María, mujer fuerte en su fe, madre misericordiosa y valiente, está desde entonces al lado de cualquier hijo suyo que se siente crucificado, y sale a su encuentro por las calles en nuestra tierra. Madre, protege a la Archidiócesis de Sevilla, que se encomienda a ti como Nuestra Señora de los Reyes, protege a nuestra Parroquia y Agrupación que te proclama María Santísima de las Maravillas e intercede por nosotros.
Padrenuestro.

Señor, pequé.
R/ Ten piedad y misericordia de mí.



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DECIMOTERCERA ESTACIÓN: JESÚS MURE EN LA CRUZ
- Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R/ Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.




Del Evangelio según San Marcos (Mc 15, 33-37).
Al llegar la hora sexta toda la región quedó en tinieblas hasta la hora nona. Y a la hora nona, Jesús clamó con voz potente: Eloí, Eloí, lemá sabaqtaní (que significa: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?"). Algunos de los presentes, al oírlo, decían: "Mira, llama a Elías". Y uno echó a correr y, empapando una esponja en vinagre, la sujetó a una caña, y le daba de beber diciendo: "Dejad, a ver si viene Elías a bajarlo". Y Jesús, dando un fuerte grito, expiró.
Oración.
Señor de los Afligidos, te vemos sin vida, triturado, colgado del madero, pagando el precio de nuestras maldades. Con tu labor cumplida te echaste en los brazos de tu Padre. Perdón, Señor, por nuestros pecados, por los que aceptaste tu muerte en la cruz. Tú nos has amado hasta el extremo. Concédenos la capacidad de descubrir y dolernos de nuestros pecados. Postrados a tus pies imploramos tu misericordia, Señor; te pedimos clemencia y perdón.
Padrenuestro.

Señor, pequé.
R/ Ten piedad y misericordia de mí.



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DÉCIMOCUARTA ESTACIÓN: JESÚS ES COLOCADO EN EL SEPULCRO
- Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R/ Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.




Del Evangelio según San Marcos (Mc 15, 42-47).
Al anochecer, como era el día de la Preparación, víspera del sábado, vino José de Arimatea, miembro noble del Sanedrín, que también aguardaba el reino de Dios; se presentó decidido ante Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Pilato se extrañó de que hubiera muerto ya, y, llamando al centurión, le preguntó si hacía mucho tiempo que había muerto. Informado por el centurión, concedió el cadáver a José. Éste compró una sábana y, bajando a Jesús, lo envolvió en la sábana y lo puso en un sepulcro, excavado en una roca, y rodó una piedra a la entrada del sepulcro. María Magdalena y María, la madre de José, observaban dónde lo ponían.
Oración.
Señor de los Afligidos, tu paso por el sepulcro no es definitivo, porque la vida de quien creó todo de la nada no puede quedarse apresada por la muerte. Quedas en el sepulcro, sí, pero Tú has dicho: "Si el grano de trigo no muere, no puede dar fruto". Tu muerte, Señor, es semilla de la Resurrección. Enséñanos a comprender que cada vez que nos entregamos, cada vez que morimos, aunque sea un poco, por ser misericordiosos como Tú con nuestro prójimo, Tú siembras en nosotros, por el poder del Espíritu Santo, la semilla de tu Resurrección.
Padrenuestro.

Señor, pequé.
R/ Ten piedad y misericordia de mí.



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ORACIÓN FINAL

Dios y Padre nuestro, rico en misericordia y fuente de todo consuelo, hemos acompañado a tu Hijo Jesucristo por el camino de la cruz, reviviendo los momentos de su Pasión. Mira a tu familia santa por la que Él aceptó el tormento de la cruz, entregándose a sus propios enemigos. Concédenos la gracia de que este vía crucis nos ayude a seguir sus pasos para que seamos dignos de resucitar a la vida eterna.

Por Jesucristo, nuestro Señor.
HIMNO

A

NUESTRO SEÑOR DE LOS AFLIGIDOS
Señor de los Afligidos, óyenos;
escucha nuestra plegaria, Salvador;
presente en la Eucaristía, sálvanos
y llévanos de tu mano hasta Dios.
En la lucha de la vida enséñanos
a caminar por el mundo con amor;
no nos dejes de tu mano, Redentor,
Tú que eres nuestro consuelo en el dolor.
Bendito sea el Padre, Dios creador;
bendito sea el Hijo, Salvador;
bendito el Santo Espíritu defensor;
a Dios gloria por los siglos por su amor.